"El patio fue el único lugar de ka casa que conocieron además del cuarto. Estaba en tinieblas mientras duraban los paseos, pero en las noches claras se alcanzaba a ver un lavadero grande y medio en ruinas, con ropa puesta a secar en alambres y un gran desorden de cajones rotos y trastos en desuso. Sobre la marquesina del lavadero había un segundo piso con una ventana clausurada y los vidrios polvorientos tapados con cortinas de periódicos. Las secuestradas pensaban que era allí donde dormían los gardianes que no estaban de turno. Había una puerta hacia la cocina, otra hacia el cuarto de las secuestradas, y un portón de tablas viejas que no llegaba hasta el suero. Era el porton del mundo. Más tarde se darían cuenta de que daba a un potrero apacible donde pacían corderos pascuales y gallinas desperdigadas. Parecía muy fácil de abrirlo para evadirse, pero estaba guardado por un pastor alemán de aspecto insobornable. Sin embargo, Maruja se hizo amiga de él, hasta el punto de que no ladraba cuando se acercaba para acariciarlo."
Noticia de un secuestro - Gabriel García Márquez