sábado, 14 de septiembre de 2019

las ventajas del segundo lugar

"En aquella ciudad tropical, modesto emporio al que llegaban ocasionales compradores enviados por compañías tabacaleras, la vida se deslizaba monótona. Cuando algún barco fondeaba en el puerto, nuestro cónsul festejaba el acontecimiento con su banquete en el salón morisco del hotel Palmas. El invitado de honor era siempre el capitán, a quien el negrito del consulado llevaba la invitación a bordo, con el ruego que la extendiera a un grupo, elegido por él, de oficiales y pasajeros. Aunque la mesa descollaba por lo magnífica, el calor húmedo volvía desabridos, y hasta sospechosos,los más complicados productos del arte culinario, de modo que únicamente mantenía allí su atractivo la fruta; mejor dicho, la fruta y el alcohol, según lo prueban los testimonios de viajeros que no olvidan un prestigioso vino blanco, ni las expansiones, presuntamente divertidas, que suscitaba. En el curso de uno de esos almuerzos, nuestro cónsul oyó, de los propios labios de la turista - una acaudalada señora, entrada en años, de carácter firme, aspecto desenvuelto y holgada ropa inglesa - la siguiente explicación o historia:
- Yo viajo en primera clase, pero reconozco sin discusión que hoy todas las ventajas favorecen al pasajero de segunda. Ante todo, el precio del pasaje, que es un capítulo importante. Las comidas, quién lo ignora, salen de la misma cocina, preparadas por los mismos cocineros, para primera y segunda, pero sin duda por la preferencia de la tripulación por las clases populares, los manjares más exquisitos y los más frescos invariablemente se encaminan al comedor de segunda. En cuanto a la  referida preferencia por las clases populares, no se llame a engaño, no tiene nada de natural; la inculcaron escritores y periodistas, individuos a los que todo el mundo escucha con incredulidad y desconfianza, pero que a fuerza de tesón a la larga convencen. Como la segunda clase lleva el pasaje completo y la primera va prácticamente vacía, usted no encuentra camareros en primera, por lo mismo, la atención es tan superior en segunda."

La pasajera de primera clase - Adolfo Bioy Casares
Editorial Seix Barral S.A. 1985