viernes, 18 de enero de 2019

escurridizas las palabras

"Extraña relación es la que tenemos con las palabras. Aprendemos de pequeños unas cuantas, a lo largo de la existencia vamos recogiendo otras que nos llegan con la instrucción, con la conversación, con el trato con los libros y, sin embargo, en comparación, son poquísimos aquellas de cuyos significados, acepciones y sentidos no tendríamos ninguna duda si algún día nos preguntaran seriamente si las tenemos. Así afirmamos y negamos, así convencemos y somos convencidos, así argumentamos, deducimos y concluimos, discurriendo impávidos por la superficie de conceptos sobre los cuales sólo tenemos ideas muy vagas, y, pese a la falsa seguridad que en general aparentamos mientras vamos tanteando el camino en medio de la cerrazón verbal, mejor o peor nos vamos entendiendo, y, a veces, hasta encontrando."

El hombre duplicado - José Saramago
Aguilar Chilena de Ediciones, 2002


martes, 15 de enero de 2019

un amor de improviso

"Y saliendo acaloradamente a escribir esta crónica, con mil temas alborotados en mi cabeza, a última hora suena el teléfono y alguien me dice que Gladys Marín llegó en la mañana a Santiago desde Cuba. Y me cuesta un poco creerlo conociendo su delicado estado de salud. También, anteriormente, el editor me había pedido que escribiera algo sobre mi amiga, a pesar de haber publicado textos dedicados a ella hace algún tiempo. Quizás por eso, al caminar rumbo al Clinic buscando la  sombra de este infierno pascuero, se me viene a la memoria una imagen, una tarde de mucho sol y alegrías varias en su casa de Lo Cañas cuando celebrando su cumpleaños, apareció un caballo pastando entre los cerros ¿Tú sabes andar a caballo, Pedro? , me interrogó Gladys con su mirada directa. No mucho, niña, porque parece que los caballos me huelen lo maripozón y no me hacen caso, se manejan solos.
Este no es así, querido, no tiene nada de homofóbico, es mansito.  Mira, ven, subámonos. Alguna cámara registró ese momento y la brisa de aquella alegría en la distancia me estremece. Porque desde conocer a Gladys, en una entrevista que le hice en la Radio Tierra cuando era candidata, nos hicimos amigos en el acto. Un amor batallante, un amor de improviso, como un pájaro rojo que entra sin permiso por la ventana entreabierta del corazón."

Mi amiga Gladys - Pedro Lemebel
Editorial Planeta Chilena S.A. 2016



jueves, 3 de enero de 2019

cuando nace una artista


"Nacida en Chillán, centro de tradiciones autóctonas, Violeta Parra pertenece a una familia de cantores y poetas. Ella misma nos explica sus primeros contactos con ese mundo del folklore que fascinó su niñez y que se encontraba muy profundamente arraigado a su naturaleza de artista.

-Mi padre, aunque profesor primario, era el mejor folklorista de la región y lo invitaban mucho a todas las fiestas. Mi madre cantaba las más hermosas canciones campesinas mientras trabajaba frente a su máquina de coser; era costurera. Aunque mi padre no quería que sus hijos cantaran, y cuando salía de casa escondía la guitarra bajo llave, yo descubrí que era en el cajón de la máquina de mi madre donde la guardaba y se la robé. Tenía siete años. Me había fijado cómo él hacía las posturas y aunque la guitarra era demasiado grande para mi y tenía que apoyarla en el suelo, comencé a cantar despacito las canciones que escuchaba a los grandes. Un día que mi madre me oyó no podía creer que fuera yo.

Así se inició la carrera de esta artista innata. Dos cantoras populares ejercieron sobre ella una influencia decisiva.

-Vivía en Malloa –recuerda-, un pueblecito situado por Chillán hacia el interior. Malloa era un pueblo perdido en el campo, incomunicado con el resto de Chile; sólo un camino real lo unía con Chillán y había media hora a caballo, yendo a galope tendido, y más de dos horas si se iba al paso. En esa región eran muy conocidas las niñas Aguilera, dos hermanas que cantaban. Algunos de los cantos populares que forman mi repertorio actual se los oí por primera vez a ellas. Las niñas Aguilera cantaban muy bien y constantemente las perseguía para que me enseñaran sus cantos.

Violeta Parra escribió su primera canción a los nueve años, era para su muñeca de trapo, y desde entonces comenzó a componer y a escribir versos. Le ha puesto música a varios versos de su hermano, el poeta Nicanor Parra y “a raíz de mi primer amor surgieron mis propias tonadas”, nos confía."

Violeta Parra en sus palabras
Marisol García, Editora
Catalonia Ltda. 2016