viernes, 19 de julio de 2019

secretos de dos no son de Dios

"Hasta ese año Cristián Precht parecía haberse sumido en el silencio. Muchos pensaron que una vez terminada la dictadura, con Pinochet fuera del gobierno y en democracia, el ex vicario de la Solidaridad seguiría escalando en la jerarquía de la Iglesia, pero no fue así. En 1991 fue nombrado vicario de la Esperanza Joven del arzobispado de Santiago, pero luego de eso su figura fue desvaneciéndose frente a la opinión pública. Nadie se explicaba la razón. Era como si la democracia lo hubiera arrastrado a él, junto a otros curas opositores al régimen de Pinochet, hacia la irrelevancia. Una de las escasas reapariciones de Cristián Precht en la prensa,durante la transición, ocurrió cuando comenzó la ola de denuncias en Estados Unidos a principios de la década del dos mil. En Chile las autoridades de la Iglesia se reunieron para discutir la situación y lo que, seguramente, vendría en el futuro. Parte de la discusión se concentró en la posibilidad de aplicar la política de tolerancia cero que estableció la Iglesia católica estadounidense, que implicaba expulsar inmediatamente a los sacerdotes que cometieran estos actos y solamente dejar en sus cargos  a quienes en el pasado hubieran caído solo una vez en falta. Esta política suponía algo que la opinión pública no tenía en cuenta; el hecho de que la Iglesia contara con información interna que identificaba a los sacerdotes abusadores, información que rara vez era difundida en la comunidad y mucho menos entregada a la justicia civil. El sistema de justicia canónico es de un secretismo sorprendente. A quienes denuncian no se les entrega ningún documento que certifique que han presentado una acusación, ni un plazo de investigación claro, y cuando la investigación concluye, tampoco se les entrega un documento que acredite la sanción final. En ocasiones ni siquiera se lo comunican a la víctima, porque esperan que sea la víctima la que se acerque a preguntar a las oficinas correspondientes. Además, todos los documentos del proceso permanecen en secreto y algunas congregaciones simplemente los destruyen."

Rebaño - Oscar Contardo
Editorial Planeta Chilena S.A.2018




viernes, 12 de julio de 2019

un cariño desconocido


"Una vez buscando los pequeños objetos y los minúsculos seres de mi mundo en el fondo de mi casa en Temuco, encontré un agujero en una tabla del cercado. Miré a través del hueco y vi un terreno igual al de mi casa, baldío y silvestre. Me retiré unos pasos, porque vagamente supe que iba a pasar algo.
De pronto apareció una mano. Era la mano pequeñita de un niño de mi misma edad. Cuando acudí no estaba la mano porque en lugar de ella había una maravillosa oveja blanca. Era una oveja de lana desteñida. Las ruedas se habían escapado. Todo esto lo hacía más verdadera. Nunca había visto yo una oveja tan linda. Miré por el agujero, pero el niño había desaparecido. Fui a mi casa y volví con un tesoro que le dejé en el mismo sitio: una piña de pino, entreabierta, olorosa y balsámica, que yo adoraba. La dejé en el mismo sitio y me fui con la oveja. Nunca más vi la mano ni el niño. 
Nunca tampoco he vuelto a ver una ovejita como aquélla. La perdí en un incendio. Y aún ahora en este 1954, muy cerca de los cincuenta años, cuando paso por una juguetería, miro aún furtivamente a las ventanas. Pero es inútil. Nunca más se hizo una oveja como aquélla. Yo he sido un hombre afortunado. Conocer la fraternidad de nuestros hermanos es una maravillosa acción de la vida. Conocer el amor de los que amamos es el fuego que alimenta la vida.  Pero sentir el cariño de los que no conocemos, de los desconocidos que están velando nuestro sueño y nuestra soledad, nuestros peligros o nuestros desfallecimientos, es una sensación aún más grande y más bella porque extiende nuestro ser y abarca todas las vidas. Aquella ofrenda traía por primera vez a mi vida un tesoro que me acompañó más tarde: la solidaridad humana. La vida iba a ponerla en mi camino más tarde, destacándola contra la adversidad y la persecución. 
No sorprenderá entonces que yo haya tratado de pagar con algo balsámico, oloroso y terrestre la fraternidad humana. Así como dejé allí aquella piña de pino, he dejado en la puerta de muchos desconocidos, de muchos prisioneros, de muchos solitarios, de muchos perseguidos, mis palabras. Esta es la gran lección que recogí en el patio de una casa solitaria, en mi infancia. Tal vez sólo fue un juego de dos niños que no se conocen y que quisieron comunicarse los dones de la vida. Pero este pequeño intercambio misterioso se quedó tal vez depositado como un sedimento indestructible en mi corazón, encendiendo mi poesía. "
Pablo Neruda, Isla Negra, 1954


viernes, 5 de julio de 2019

razones para elegir

"-Eres bueno con las herramientas-dice herr Siedler- , más listo de lo que es de esperar a tu edad. Hay lugares para chicos como tú. Las escuelas del general Heissmeyer. Lo mejor de lo mejor. Además enseñan ciencias mecánicas, decodificación, propulsión de cohetes, lo último de lo último.
Werner no sabe hacia dónde mirar.
- No tenemos dinero.
- Esa es justamente la genialidad de estas instituciones. En realidad buscan a chicos de clases trabajadoras, chicos que todavía no han sido estropeados por la basura de la clase media, el cine y todo lo demás. Quieren chicos excepcionales y trabajadores.
- Claro, señor.
- Excepcionales -repite, afirmando con la cabeza, como si estuviera hablando solo. Da un silbido y el cabo vuelve a presentarse con el casco en la mano. La mirada del soldado se posa en el trozo de pastel restante pero luego la retira. -. Hay una oficina de reclutamiento en Essen. Te escribiré una carta de recomendación. Toma, coge esto.- Y le da a Werner setenta y cinco marcos. Werner se mete los billetes en el bolsillo  tan rápido como puede.
El cabo sonríe.
- ¡Parece que te queman los dedos!
La atención de herr Siedler está en otro lugar.
- Enviaré una carta a Heismeyer, - repite-; lo que es bueno para ti es bueno para nosotros. Nuestro objetivo es el mundo entero ¿no? -Y le guiña un ojo."

La luz que no puedes ver - Anthony Doerr
Penguin Random House Grupo Editorial S.A., 2015