miércoles, 27 de diciembre de 2017

valorando los espacios

"Pero yo también comprendo que nada de lo que concierne al hombre se cuenta ni se mide. La verdadera extensión no es para el ojo, no se concede más que para el espíritu. Vale lo que vale el lenguaje, pues el lenguaje es el que anuda las cosas.  Me parece que en adelante podré entrever mejor lo que es una civilización.  Una civilización es una herencia de creencias, de costumbres, de conocimientos lentamente adquiridos a través de los siglos, difíciles de justificar con la lógica, pero que se justifican ellos mismos como caminos si conducen a algún lado, puesto que abren al hombre su horizonte interior.

Una mala literatura nos ha hablado de la necesidad de la evasión. Cierto que uno sale de viaje en busca de espacio. Pero el espacio no se encuentra. Se funde.  Y la evasión nunca ha conducido a ningún lado.

Cuando el hombre necesita, para sentirse hombre, correr en carreras, cantar en coros, o hacer la guerra, son ya lazos que se impone a fin de atarse a otros y al mundo. Pero ¡qué lazos tan pobres! Si una civilización es fuerte, satisface al hombre aunque éste permanezca inmóvil.

En tal pueblecito, silencioso, bajo la luz grisácea de un día lluvioso, veo una enferma enclaustrada que medita apoyada contra su ventana  ¿quién es?  
¿qué  han hecho de ella?  Yo juzgaría la civilización de ese  pueblito por la densidad de esta presencia   ¿qué valemos una vez que estamos inmóviles?"


Piloto de guerra – Antoine de Saint Exupéry

Editorial Sudamericana, 1998



domingo, 24 de diciembre de 2017

adoración

"Cerca de la medianoche la Menga Lloriente empezó a gemir con fuerza y a apretarse el vientre con ambas manos. Trotaconventos era hábil, y al punto estuvo junto a ella. A las doce en punto bañaba al recién nacido con diligencia y presteza, lo envolvía en su propio manto de estameña y lo entregaba a su madre. Y estaba dispuesta ya a marcharse, para realizar su oficio y ganar algún dinero. Pero la Menga Lloriente le pidió que no lo hiciera. En la puerta de la casucha Trotaconventos se detuvo, escuchando a los niños que cantaban a lo lejos -"Nacido es el Criador, que de las gentes es el Señor"-, Se volvió enfrentándose con el cuadro de la Menga Lloriente, sentada en el mísero lecho y sosteniendo al niño en sus brazos morenos.
A través de la ventana se veían caer los primeros copos de nieve; era como si el cielo se deshiciera en rosas blancas. Recordó las palabras del Arcipreste:  - Dios es amor, es vida, es luz, es agua, es piedra, es árbol...
Trotaconventos se arrodilló junto a la madre y al recién nacido, y adoró en ese recién nacido, hijo del Arcipreste de Hita, a Nuestro Señor."

Fabulario : La Noche Buena de Trotaconventos - Eduardo Gudiño Kieffer

Editorial Losada, 1969



lunes, 18 de diciembre de 2017

el museo más pequeño

"Como objeto personal, el hombre solo había dejado un saco de tela que cabía en una mano; estaba sujeto a su cintura cuando fue a derrumbarse en el monasterio. Cortado en una tela burda de cáñamo y cerrado mediante un cordel. Lo abrí y esparcí su contenido sobre la mesa. Un peine, una cuchara, un anzuelo y una canica. Nada más. Aseo, alimento, trabajo, recuerdo. El museo más pequeño que personifica al hombre.
Devolví el contenido a su lugar, cerré la cuerda y dije:
- Me quedo con esto.
El novicio asintió.
- Es un objeto muy hermoso - dijo la muchacha cogiéndolo entre sus manos -"

El museo del silencio - Yoko Ogawa
Editorial Funambulista, 2014


lunes, 11 de diciembre de 2017

bendito seas tú



"No me dejes fingir que estás conmigo, cuando no estás conmigo. Deja que dé fin a esto. Deja que el títere caiga entre los hilos, hasta que, en tu misericordia, se levante como hombre.  Deja que se atreva a llamarte en el polvo, cuando no hay más que polvo, y las espirales de su derrota. Emplázame de nuevo al juicio, yo que me niego a ser juzgado. Emplázame de nuevo a la misericordia, yo que he olvidado la misericordia.
Deja que levante tu reino hasta la belleza de tu nombre. ¿Por qué me das la bienvenida? pregunta el amargo corazón. ¿Por qué me consuelas? pregunta el corazón que no está bastante roto. Deja que yazga entre los hilos hasta que no haya esperanza para su estrategia diaria, hasta que grite, soy  tuyo, soy tu criatura. Entonces la superficie del mundo será restablecida, y podrá caminar y construir una voluntad. Bendito seas tú cuyas bendiciones son apreciadas por aquellos que conocen tu nombre.
A los malos se les ve de lejos, y los buenos están más que a salvo, pero en pánico todo el mundo reza. No me pongas a prueba. Bendito seas tú que creas y destruyes, que presides el juicio a innumerables mundos, que juzgas el presente con misericordia."

El libro de la misericordia  - Leonard Cohen
Visor Libros, 2011


jueves, 7 de diciembre de 2017

culturas malentendidas

"Y así era el largo valle Salinas. Su historia era la misma que la del resto del estado.  Primero estuvieron allí los indios, una raza inferior, desprovista de energía, de inventiva o cultura, unas gentes que vivían de gusanos, saltamontes o moluscos, pues eran demasiado perezosos para cazar o pescar. Comían lo que hallaban al alcance de la mano y no se molestaban en plantar ni cultivar.  Machacaban bellotas silvestres para hacer con ellas harina.  Incluso su modo de hacer la guerra no era más que una cansada pantomima."

Al este del Edén - John Steinbeck