miércoles, 28 de febrero de 2018

un impulso castigado

"San Agustín desarrolló su teoría de la sexualidad en uno de sus textos menores pero pese a ello cruciales, De nuptiis et concupiscentia. Su razonamiento es sumamente interesante porque desde el inicio difiere de lo que comúnmente se considera la premisa básica de la noción cristiana de la sexualidad: lejos de ser el pecado el que provocó la Caída del hombre, la sexualidad es, en cambio, el castigo, la penitencia por el pecado. El pecado original está en la arrogancia y el orgullo del hombre; se cometió cuando Adán comió del Árbol del Saber, queriendo elevarse a las alturas divinas y convertirse en amo de toda la creación. Dios castigó en consecuencia al hombre -a Adán- implantando en él un impulso -el sexual- que lo arrastra y que no se puede comparar con otros impulsos (hambre,sed y demás); un impulso que excede su función orgánica (reproducción de la especie humana) y que, precisamente por este carácter no funcional que tiene, no puede ser dominado, domeñado. En otras palabras, de haber permanecido Adán y Eva en el Jardín del Edén hubieran tenido intercambio sexual, pero habrían realizado la cópula de la misma manera que realizaron todos los demás actos instrumentales (arar, sembrar...), Este carácter excesivo, no funcional, constitutivamente perverso de la sexualidad humana, representa el castigo de Dios al orgullo del hombre y a su exigencia de poder.

El sublime objeto de la ideología - Slavoj Zizek
Editorial SIGLO XXI , 2010



domingo, 25 de febrero de 2018

¿dónde está esa palabra?

"Son tantas las palabras que se pierden... Salen de la boca, se atemorizan y vagan sin rumbo hasta que son barridas a la cuneta como hojas secas. Los días de lluvia puede oírse su coro que se aleja veloz: YoerabonitaNotevayastelosuplicoTambiényocreoquetengoelcuerpodecristalNuncahequeridoanadiemásqueatiYomeencuentrodivertidaPerdóname...
Hubo un tiempo en que era normal ensartar las palabras con un hilo para guiarlas y evitar que se extraviaran por el camino hacia su destino. Los tímidos solían llevar un carrete en el bolsillo, pero la gente pensaba que también lo necesitaban los audaces que hablaban a gritos, porque muchas veces los que están habituados a ser oídos por muchos no saben hacerse oír por uno solo. La distancia física entre dos personas que estuvieran usando un hilo no tenía por qué ser larga; a veces, cuanto más corta la distancia más necesario era el hilo.
La idea de colocar vasos en los extremos del hilo llegó mucho después. Hay quien dice que se debió al irreprimible impulso de acercarnos caracolas a los oídos, para oír el eco de la primera expresión del mundo. Otros aseguran que la inició un hombre que sostenía el extremo de un hilo que iba soltando por el océano una muchacha que se fue a América.
Cuando el mundo se hizo más grande y ya no hubo suficiente hilo para impedir que las cosas que la gente quería decir se dispersaron en el vacío, se inventó el teléfono.
A veces , no hay hilo que sea lo bastante largo para que uno pueda decir lo que debe. En tales casos, lo único que puede hacer el hilo, cualquiera que sea su forma, es conducir el silencio de una persona."

La historia del amor - Nicole Krauss


miércoles, 21 de febrero de 2018

de lo fijo y lo etéreo

"Con las manos hundidas en los bolsillos del impermeable atravesé el estrecho callejón y llegué finalmente a la casa abandonada. Estaba allí, silenciosa como siempre. Con aquellas nubes plomizas como telón de fondo, la casa de dos plantas se erguía, con las persianas cerradas a cal y canto, con un aire en verdad melancólico. Parecía que un barco mercante hubiera embarrancado en el acantilado tras ser arrojado allí por las olas una noche lejana de tormenta. De no ser porque la hierba del jardín había crecido desde la vez anterior, si alguien me hubiera dicho que el tiempo se había detenido en aquel lugar, me lo habría creído. Gracias a los largos días lluviosos de la estación de los monzones, la hierba brillaba con un fresco color verde que sólo puede emanar de algo que hunde sus raíces en la tierra. Justo en el centro de aquel mar de hierba, el pájaro de piedra, en una postura idéntica a la de la vez anterior, las alas desplegadas, a punto de emprender el vuelo.  Pero, obviamente, no había ninguna posibilidad de que volara. Esto lo sabía yo y también lo sabía el pájaro.  Inmovilizado en aquel lugar, sólo le cabía esperar que se lo llevaran a algún otro lugar o que lo derribaran. El pájaro no tenía ninguna posibilidad de abandonar el jardín. Lo único que allí se movía era una mariposa blanca fuera de estación que revoloteaba al azar sobre la hierba. La mariposa parecía una persona que, en plena búsqueda, hubiera olvidado qué estaba buscando. Tras cinco minutos de búsqueda infructuosa la mariposa desapareció."

Crónica del pájaro que da cuerda al mundo - Haruki Murakami
Tusquets Editores, 2013


sábado, 17 de febrero de 2018

entre el cielo y el suelo

"Quizá la muerte no sea lo más difícil que existe en la vida de un pintor. Declaro que no sé nada al respecto pero que, al mirar las estrellas, siempre me pongo a soñar, con la misma facilidad que me hacen soñar los puntos negros del mapa que representan mapas y pueblos. Me pregunto por qué los puntos luminosos del firmamento han de ser menos accesibles para nosotros que los puntos negros del mapa de Francia.  Del mismo modo que tomamos el tren para ir de Tarascón a Ruán, debemos tomar la muerte para llegar a una estrella.
Ciertamente hay algo de verdad en este razonamiento:  mientras que estamos con vida no podemos dirigirnos a ninguna estrella, del mismo modo tampoco podremos tomar el tren cuando estemos muertos. En cualquier caso, no me parece imposible que el cólera, los cálculos renales y la tuberculosis, sean medios de transporte celestial, al igual que los barcos a vapor y el tren son medios de transporte terrestre.
Entonces morir tranquilamente de vejez, sería como ir andando."

Carta 506 a Theo - Vincent Van Gogh
Libros Taschen, 2006

miércoles, 14 de febrero de 2018

déjeneur sur l´herbe

"In the past the fear of being no longer myself was something that had terrified me, and this had made me dread the end of each new love that I had experienced, because I could not bear the idea that the "I" who loved them would one day cease to exist, since this in itself would be a kind of death.  But by dint of repetition this fear had gradually been transformed into a calm confidence.  So that if in those early days, as we have seen, the idea of death had cast a shadow over my loves, for a long time the remembrance of love had helped me not to fear death. For I realized that dying was not something new, but on the contrary since my childhood I had already died many times.

[     ]

These successive deaths, so feared by the self which they were destined to annihilate, so painless, so indifferent once they were accomplished and the self that feared them was no longer there to feel them, had taught me by now that it would be the merest folly to be frightened of death. Yet it was precisely when the thought of death had become indifferent to me that I was beginning once more to fear death, under another form, it is true, as a threat not to myself but to my book, since for my book´s incubation this life that so many dangers threatened was for a while at least indispensable. Victor Hugo says:

Il faut que l´herbe pousse et que les enfants meurent.

To me it seems more correct to say that the cruel law of art is that people die and we ourselves die after exhausting every form of suffering, so that over our head may grow the grass not of oblivion, but of eternal life, the vigorous and luxuriant growth of a true work of art, and so that thither, gaily and without a thought for those who are sleeping, beneath them, future generations may come to enjoy their déjeneur sur l´herbe.

The past recaptured - Marcel Proust
Vintage Books, 1971




martes, 6 de febrero de 2018

realidades ficticias

"Los genealogistas se matan a trabajar aventando la paja de la genealogía en busca de granos de grandeza. No hace mucho se demostró que Dwight D. Eisenhower descendía de la estirpe real de Inglaterra, una prueba, si fuese necesaria, de que todos descendemos de todos. El entonces pueblecito en que yo nací, que en el recuerdo de mi abuelo era una fragua en un pantano, recuerda con anual pomposidad un relumbrante pasado de hidalgos españoles y señoritas que comían pétalos de rosa que han barrido de la memoria pública a la pequeña y desolada tribu de indios comedores de gusanos y saltamontes que fueron nuestros auténticos primeros pobladores.
A mí esto me parece interesante, pero me hace desconfiar de la historia como registro de la realidad. Pensaba en estas cosas cuando leía los indicadores históricos  a lo largo del país, pensaba en cómo el mito borra los hechos. Planteado a un nivel muy bajo, el mito se procesa del modo siguiente. Visitando la ciudad en que nací, hablé con un hombre muy viejo que me había conocido desde niño. Recordaba claramente haberme visto, un niño paliducho y tembloroso, pasando por delante de su casa una mañana gélida, con un abrigo impropio cerrado sobre mi débil pecho con alfileres de manta de caballo. Esto es a escala pequeña el verdadero material de los mitos:  un niño pobre y doliente que se eleva a la gloria; a una escala limitada, por supuesto. Aunque yo no recordaba el episodio, sabía que no podía ser verdad. Mi madre era una costurera apasionada de botones. Que faltase un botón era más que descuido, era un pecado. Si yo hubiese sustituido por alfileres los botones que me faltaban, mi madre me habría dado una zurra. La historia no podía ser cierta, pero a aquel anciano caballero le gustaba tanto que no habría podido convencerle de su falsedad, así que no lo intenté. Si mi pueblo natal me quiere con alfileres de manta de caballo, nada que yo pueda decir lo cambiará, y menos aún la verdad."

Viajes con Charley - John Steinbeck

Nórdica Libros, S.L., 2015