miércoles, 24 de enero de 2018

atados por la corona

"Antes de lo que estaba previsto será dispuesto el matrimonio, ya que en la niña se ha desplegado, tan llena de promesas, la futura princesa:  de nuevo está destinada María Estuardo a que, en todo sentido, el reloj de su vida haya de correr con mayor celeridad que el de las otras gentes de su edad. Cierto que el delfín que le es destinado, según lo convenido, apenas tiene catorce años de edad y, además, es un mancebo especialmente débil, achacoso y enfermizo. Pero la política se muestra aquí más impaciente que la Naturaleza; quiere esas bodas y no le es dado esperar. Hay una prisa muy sospechosa en la corte real francesa por concluir el asunto matrimonial, precisamente porque se conocen, por los inquietantes informes de los médicos, la debilidad y los peligrosos achaques de este heredero. Y lo más importante para los Valois en este matrimonio, sólo es asegurarse la posesión de la corona escocesa; por esto impelen tan apresuradamente hacia el altar a estos dos niños.  En el pacto matrimonial que es concertado en unión con el delegado del Parlamento escocés, recibe el delfín la matrimonial crown, la corona de rey consorte de Escocia; pero al mismo tiempo sus parientes, los de Guisa, le arrancan  con todo secreto a la María de quince años, en modo alguno consciente de su responsabilidad, un segundo documento que  debe permanecer desconocido para el Parlamento escocés, y en el que tiene que obligarse, anticipadamente, a que, en caso de temprana muerte o en el que deba morir sin herederos, su país  - como si fuera una propiedad privada -, y hasta sus derechos hereditarios a Inglaterra e Irlanda, serán transmitidos a la corona francesa.
Bien se comprende que este pacto constituye una deslealtad, y ya el carácter secreto de su firma lo demuestra. Pues María Estuardo no tiene derecho alguno a cambiar arbitrariamente el orden hereditario y a legar su patria a una dinastía extranjera, para el caso de su muerte, como un manto o cualesquiera otros bienes; pero los tíos obligan a imponer su firma a la mano aún sin presentimientos. Símbolo trágico:  la primera firma que María Estuardo bajo la indicación de sus parientes, pone en un documento político representa, al mismo tiempo, la primera mentira de esta criatura, en lo profundo de sí misma sincera, llena de confianza y nada ambigua. No obstante, para llegar a ser reina, para continuar siéndolo, nunca más, desde ahora, le será permitido ser por completo sincera:  un ser humano que se consagra a la política no se pertenece ya a sí mismo y tiene que obedecer a otras leyes diversas de las sagradas de su naturaleza."

María Estuardo - Stefan Zweig
Editorial Juventud, 1958


miércoles, 17 de enero de 2018

la lógica de la historia

"Patrascu apagó el cigarrillo. La tensión se podía cortar con cuchillo. Le había faltado al respeto a un hombre que hasta el día anterior había sido el policía de mayor rango del distrito de Clusoara. Sin embargo, contra todo pronóstico, se dirigió a mí en tono paternal.
- Te llamas Pavel ¿no?  Hazme caso, chico, no sabes en la que estás metiéndote. No sé que ha ocurrido con el cadáver del cura. Tampoco me importa. Sólo puedo deciros una cosa:  parece que allí arriba en vuestro pueblucho de las montañas no os enteráis de que aquí está en juego la política mundial. Vuestro Johannes Baptiste tiene madera de mártir. Al cien por cien. ¡Metéoslo en la cabeza!Aquí impera el comunismo.  Un cura en las montañas va y se pone en contra. Bien, se le degüella.  Pero resulta que más allá de las fronteras de nuestro país existen ciertos círculos, llamémoslos católicos feroces y estricto anticomunistas para simplificar, que tienen un gran interés en este tipo de mártires. Y ésta es una opinión muy personal:  aunque toda esta parafernalia religiosa me parece un disparate, estos mártires acabarán con nuestros delirios socialista de colectivización. No será ni hoy ni mañana, pero sí algún día. Así es la lógica de la historia. Un delirio sustituye al anterior. ¡Monárquicos, legionarios de la Guardia de Hierro, fascistas, comunistas, clericales! ¡Qué sé yo! Y cuando por fin comprendáis que en nuestra República existen asimismo ciertos círculos a los que no interesan en absoluto los mártires del bando equivocado, también entenderéis por qué desaparecen cadáveres. El recuerdo de las personas cuya sangre ha sido derramada siempre es peligroso.  Las sangres de las víctimas siempre causa revuelo. Pero si éstas figuras desaparecen como la nieve en primavera, se acabó. Muerto el perro, muerta la rabia. Los mártires desconocidos no son tales. A menudo se subestima la capacidad de olvido de la gente. Cuando no hay ninguna tumba a la que peregrinar, el recuerdo se apaga en un pispás. Sin tumba no hay flores. Sin templo no hay dioses. En ningún lugar crece la hierba más rápidamente que sobre la tumba del soldado desconocido.
Entonces si en Baia Luna no tenemos una tumba para recordar a nuestro cura, se lo debemos a la Securitate - dijo Istvan Kallay titubeante.
-Ahora deberíais iros - Patrascu se levantó pesadamente de su butaca.
- Sí, señor comisario, la nieve se derrite en primavera- comenté al despedirme -, lleva usted razón. Pero en invierno vuelve a nevar.
-Chico, no me has escuchado. Esa nieve también se derretirá. Es la rueda de la historia. Eres joven y quieres cambiar el curso del mundo. Pero para lograrlo debes acercarte mucho a la rueda. Y entonces te aplastará."

El día que la virgen llegó a la luna - Rolf Bauerdick
Ediciones Salamandra, 2012



sábado, 13 de enero de 2018

entre la fantasía y la realidad

"Es tan intenso que evoco siempre en presente ese recuerdo:  Sentado en la terraza de un café de Port Bou, viendo declinar la tarde del último día de verano de 1966, Marcel Duchamp me habla de la fiesta de Viena, de los disparos del negro Virgilio y de la sociedad shandy, cuya existencia hasta ahora yo desconocía por completo. La terraza del café se halla  muy cerca de la pensión en la que, hace 27 años, Walter Benjamin se vio obligado a quitarse la vida.
Bebiendo pastis, Marcel Duchamp me habla de la emoción del involuntario suicida y me explica que la historia de los portátiles habría tomado derroteros muy distintos de no ser por la decisiva y providencial intervención de Walter Benjamin en el amanecer brumoso en que los shandys, huyendo de la causa de Littabarski, comenzaban a dispersarse, totalmente desorientados, por  una fantasmal Viena en la que, de pronto, el reboco de un muro al derrumbarse tomaba el aspecto de un hombre al caminar, y en las figuras que configuraban el hielo se formaban rasgos de caras rígidas.
En esos momentos de pánico y dispersión, al ver que los shandys huían en las más variadas direcciones y que eso podía dificultar enormemente el reagrupamiento, Walter Benjamin acertó a dar una consigna que les convocó a todos en la ciudad de Praga, recomendándoles que se alojaran en pensiones del barrio de Gustav Mayrinck y trataran, a través del fortuito encuentro callejero, de ir poniéndose nuevamente en contacto entre ellos.
Ningún shandy olvidó aquella consigna cazada al vuelo en medio de su huida despavorida, y eso permitió que el viaje shandy continuara:  un viaje que, a todas luces, era un movimiento inútil, pues no se perseguía un fin u objetivo determinado.  Eran como peregrinos medievales para los que lo principal era el viaje y poco importaba que llegaran a Canterbury, Jerusalén o Compostela.  Sólo buscaban viajar contándose historias."

Historia abreviada de la literatura portátil - Enrique Vila-Matas




viernes, 5 de enero de 2018

a sexist view

"The communications system on Cannery Row is mysterious to the point of magic and rapid to the speed of light. Fauna and Mack came to the decision that the party should be a masquerade on Friday evening at 9:111/2, By 9:12 the magic had started, and by 9:30 everyone who was not asleep, drunk, or away, knew about it.  One particularly mean woman who hadn´t had a man for a long time commented, "How will you know whether they´re in costume or not?"  - a statement clearly drawn from her state of misery. But mainly the news was received with wonder and joy. Mack´s tom-wallager had achieved the stature of a bull bitch tom-wallager."

Sweet Thursday - John Steinbeck
Penguin books, 1996