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sábado, 19 de mayo de 2018

realidades sorprendentes

"En China hay una mujer de veintinueve años que tiene el pie derecho en la pierna izquierda.  Se llama Tsui Wen Shi. El accidente de tren que le costó la pierna derecha y el pie izquierdo ocurrió en enero de 1972. La operación que le injertó el pie derecho en la pierna izquierda tuvo lugar en Pekín, y fue realizada, según el Diario del Pueblo, "utilizando como guía la línea proletaria del presidente Mao en cuestiones de salud, pero también gracias a avanzadas técnica
s quirúrgicas."

- El artículo del diario explica por qué lo cirujanos no injertaron nuevamente el pie izquierdo en la pierna izquierda:  los huesos del pie izquierdo estaban triturados, mientras que el pie derecho estaba intacto.
- No se pide al lector que acepte nada como artículo de fe. No se trata de un milagro quirúrgico.

Contemplo la fotografía de Tsui Wen Shi, sentada en posición erguida sobre una mesa cubierta con un lienzo blanco, sonriente, sosteniendo con las manos su rodilla izquierda doblada.
Su pie derecho es muy grande.

Todas las moscas han desaparecido, fueron eliminadas hace veinte años durante la Gran Campaña de Exterminio de Moscas. Los intelectuales que, después de practicar su autocrítica, fueron enviados para que se reeducaran compartiendo la suerte de los campesinos vuelven a ocupar sus puestos en Shangai, Pekín y Cantón.

La sabiduría se ha vuelto más sencilla, mas practicable. Más horizontal. Los huesos de los sabios  se blanquean en las cuevas de la montaña y las ciudades están limpias. La gente está ansiosa por decir su verdad, al unísono.
Las mujeres, que desde hace mucho tiempo ya no se comprimen los pies, celebran reuniones para "comentar su amargura" hacia los hombres. Los niños recitan cuentos de hadas antimperialistas. Los soldados eligen y destituyen a sus oficiales. Las minorías étnicas disfrutan de un permiso limitado para cultivar su folclore. Chou En-Lai continúa siendo esbelto y atractivo como Tyrone Power, pero ahora Mao Tse-tung se parece al rollizo Buda bajo la pantalla de la lámpara. Todos están muy tranquilos."

Declaración . Cuentos reunidos - Susan Sontag
Penguin Random House, 2018



sábado, 24 de junio de 2017

¿se pueden ampliar los límites?

"Cuando ejercemos nuestro juicio moral, no solo estamos afirmando que esto es mejor que aquello.  Incluso de un modo más fundamental estamos afirmando que esto es más importante que aquello.  A fin de ordenar la extensión y simultaneidad abrumadora de todo,  con el coste de ignorar o darle la espalda a la mayor parte de lo que está ocurriendo en el mundo.
La naturaleza de los juicios morales depende de nuestra capacidad para prestar atención:  una capacidad que, de manera inevitable, tiene límites, aunque estos pueden ampliarse.
Pero acaso el comienzo de la sabiduría, de la humildad, sea el reconocimiento, inclinando la cabeza, de la idea, la devastadora idea, de la simultaneidad de todo, y la incapacidad de nuestro entendimiento moral -que también es el entendimiento del novelista- para asimilarlo.
Acaso esta conciencia resulta más llevadera para los poetas, que no creen cabalmente en la narrativa. 

 Fernando Pessoa, grandísimo poeta y escritor portugués de principios del siglo XX, escribió en su suma en prosa, El libro del desasosiego:

"He descubierto que siempre estoy atento, y siempre pensando en dos cosas al mismo tiempo.  Supongo que todos somos así en alguna medida... En mi caso las dos realidades que atraen mi atención son igualmente vívidas.  En eso reside mi originalidad.  Eso, quizá constituye mi tragedia, y lo que lo vuelve cómico."

Sí, cada cual es en alguna medida así...pero la conciencia del carácter doble del pensamiento es una posición incómoda, muy incómoda si se mantiene por mucho tiempo.  Parece normal que la gente reduzca la complejidad de lo que siente y piensa y que clausure la conciencia de lo que se halla fuera de su experiencia inmediata.

¿No está este rechazo de una conciencia extendida, que asimila más de lo que ocurre ahora mismo, aquí mismo, en el centro de nuestra siempre confundida conciencia de la maldad humana y de la capacidad inmensa de los seres humanos para hacer el mal?  Puesto que existen, de modo categórico, zonas de la experiencia que no son angustiantes, que dan alegría, es un enigma permanente que haya tenido tanta miseria y maldad.  Una buena parte de la narrativa y las conjeturas que intentan librarse de la narrativa y volverse puramente abstractas se preguntan:  ¿por qué existe el mal?, ¿por qué las personas se traicionan y se asesinan unas a otras?, ¿por qué sufren los inocentes?
Pero acaso sea preciso reformular el problema ¿por qué no hay maldad por doquier?  Más precisamente ¿por qué está en algunos lugares, pero no en todos? ¿Y qué debemos hacer cuando no nos acaece a nosotros, cuando el dolor que se sufre es el dolor de los demás?

Al mismo tiempo - Ensayos y conferencias - Susan Sontag

Editorial Sudamericana,2008
pág.227