viernes, 21 de diciembre de 2018

la rire en rose

"Las chicas están tumbadas boca abajo en toallas donde se lee GRAN HOTEL PUCÓN.  La arena es negra y fina; el agua del lago es verde. De un verde fresco más oscuro, los pinos que bordean el lago. El volcán Villarrica se alza imponente y blanco sobre el lago y los árboles, el hotel, el pueblo de Pucón. Espumas de humo salen del cono del volcán y se desvanecen en el claro azul del cielo. Casetas playeras azul marino. La melena pelirroja de Gerda peinada a lo paje, una pelota hinchable amarilla, las fajas coloradas de los huasos cabalgando entre los árboles.
Cada tanto, una de las piernas bronceadas de Gerda o de Claire ondea lánguidamente en el aire, sacudiéndose de la arena, una mosca. A veces sus cuerpos jóvenes se estremecen con la risa incontenible de las chicas adolescentes.
- ¡Y la cara que puso Conchi! Lo único que se le ocurrió decir fue "Ojalá" ...¡Qué descaro!
La risa de Gerda es breve y ronca como un ladrido, una risa germánica. La de Claire es aguda, ondulante.
 - Tampoco va a reconocer lo tonta que fue.
Claire se incorpora para ponerse aceite en la cara. Sus ojos azules escrutan la playa. Nada. Los dos apuestos jóvenes no han vuelto a aparecer.
_ Allí está... Nuestra Anna Karenina.
En una hamaca de lona roja y blanca a la sombra de los pinos.
La melancólica dama rusa con una pamela de jipijapa y una sombrilla de seda blanca.
Gerda gruñe.
_ Oh, es preciosa. Qué nariz. Franela gris en verano. Y parece tan desdichada... Seguro que tiene un amante.
_ Voy a cortarme el pelo como ella.
_ A tí te quedaría como si llevaras un tazón en la cabeza. Ella tiene estilo, así de simple.
Es la única mujer con estilo por aquí. Todos esos argentinos y norteamericanos chabacanos. Parece que no hay ningún chileno, ni siquiera entre los empleados. En el pueblo solo se oye hablar alemán.
_ Cuando me despierto por un momento creo estar en Alemania o Suiza como cuando era niña. Oigo a las sirvientas susurrando en el pasillo, cantando desde la cocina.
_ Nadie sonríe, excepto esos norteamericanos. Ni siquiera los niños, tan serios haciendo castillos de arena.
_ Sólo los estadounidenses sonríen a todas horas. Tú hablas en español, pero esa sonrisa estúpida te delata. Tu padre también se ríe sin que venga a cuento. El mercado del cobre se ha hundido, ja,ja
_ Tu padre también se ríe mucho.
_ Sólo por tonterías. Míralo. Debe de haber nadado hasta la balsa cien veces esta mañana."

Manual para mujeres de la limpieza: Historias seleccionadas - Lucia Berlin
La vie en rose
Penguin Random House Grupo Editorial, 2016