domingo, 25 de noviembre de 2018

no cure for love


“ infatuation is central to the beginning of all relationships. It can be triggered by something as simple as the sight of an attractive stranger — someone at a work conference, or the person across the aisle on a flight to O’Hare. One might observe and arm themselves with just a few details — the way they hold eye contact when they speak, their sparse choice of jewelry, the curve of their neckline — and allow these to create a story of who the person is before we know anything concrete about them.
Infatuations aren’t delusions. That way they have of holding their head may truly indicate someone confident, wry, and sensitive; they really may have the humor and intelligence implied by their eyes and the tenderness suggested by their mouth. The error of the infatuation is more subtle: a failure to keep in mind the central truth of human nature:  that everyone  - not merely our current partners, in whose multiple failings we are such experts-  but everyone will have something substantially and maddeningly wrong with them when we spend more time around them, something so wrong as to make a mockery of those initially rapturous feelings.
The only people who can still strike us as normal are those we don’t yet know very well. The best cure for love is to get to know them better."

La fatiga del amor – Alain de Botton
Lumen, 2017



miércoles, 14 de noviembre de 2018

¿qué es superior o inferior a un contacto? W.Whitman

"Muchas veces tenía miedo y, para tranquilizarme, me habría gustado ir a ver a mi madre, pero la habría estorbado en el trabajo. Ahora estoy segura de que no me habría reñido, porque la noche que fue a buscarme a la comisaría de Les Grandes-Carriéres no me hizo ningún reproche, no me amenazó con nada ni me vino con principios morales. Íbamos andando en silencio.  En medio del puente Caulaincourt, la oí decir, con voz desapasionada "pobrecita mía" , pero me pregunté si lo decía por mí o por ella. Esperó que me acostase para entrar en mi cuarto. Se sentó a los pies de la cama y se quedó callada. Yo también. Acabó por sonreír. Me dijo:  "No es que seamos muy charlatanas...", y me miraba a los ojos. Era la primera vez que se quedaba tanto rato mirándome fijamente y la primera vez que notaba yo lo claro que tenía los ojos, grises, o de un azul descolorido. Gris azulado. Se agachó y me besó en la mejilla; o, más bien, noté sus labios de forma furtiva. Y seguía clavada en mí aquella mirada clara y ausente. Apagó la luz y, antes de cerrar la puerta, me dijo: "Intenta no volver a hacerlo". Creo  que es la única vez que hubo un contacto entre nosotras, tan breve, tan torpe y, sin embargo, tan intenso que me arrepiento de no haber tenido, durante los meses siguientes, algún impulso hacia ella que hubiera vuelto a crear ese contacto. Pero ni la una ni la otra eramos amigas de demostraciones. Es posible que se comportase así conmigo, con aparente indiferencia, porque no se hacía ninguna ilusión en lo que a mí se refería. Debía decirse que no había gran cosa que esperar puesto que me parecía a ella."

En el café de la juventud perdida - Patrick Modiano
Editorial Anagrama, 2008


sábado, 10 de noviembre de 2018

la dulzura de lo efímero

"La estufa negra, cargada de carbón y leña, resplandece como una calabaza iluminada por dentro. Los batidores de huevos giran, las cucharas revuelven las vasijas de mantequilla y azúcar, la vainilla endulza el aire, el jengibre lo hace picante; una mezcla de olores, que dan hormigueo a las narices, satura la cocina, se difunde por la casa, se esparce por el mundo en bocanadas de humo de la chimenea. En cuatro días nuestra obra ha terminado. Treinta y un pasteles, empapados de whisky, en los antepechos de las ventanas y los anaqueles.
¿Para quién son?
Amigos. No necesariamente amigos de la vecindad: realmente, la mayor parte están destinados a personas a quienes hemos visto quizás una vez, quizás nunca. Personas que han impresionado nuestra imaginación. Como el Presidente Roosevelt. Como el Reverendo J.C. Lucey y esposa, misioneros bautistas en Borneo que dieron conferencias aquí el invierno anterior. O el pequeño afilador que viene a recorrer la aldea dos veces al año. O Abner Packer, el conductor del autocar de Mobile de las seis, con quien cambiamos ademanes de saludo cada día cuando pasa en una veloz nube de polvo. O los jóvenes Wiston, una pareja de California cuyo coche se averió una tarde frente a su casa y pasaron una hora agradable charlando con nosotros en la galería (el joven señor Wiston nos sacó una instantánea, la única fotografía que nos han hecho en nuestra vida). ¿Es debido a que mi amiga es tímida con todo el mundo excepto con los extraños, que esos extraños , y las relaciones más fugaces, nos parecen nuestros verdaderos amigos? Creo que sí.  También los álbumes donde guardábamos las palabras de agradecimiento en papel de cartas de la Casa Blanca, alguna que otra comunicación de California y Borneo, las postales de a centavo del afilador, nos hacían sentirnos unidos a unos mundos extraordinarios más allá de la cocina con sus vistas a un cielo limitado."


Recuerdo Navideño -Truman Capote
Cuentos Norteamericanos,
Editorial Andrés Bello, 1984




miércoles, 7 de noviembre de 2018

buscando lo esencial

"Fue en 1936 cuando Walter Benjamin designó la forma de recepción de una película como shock . Este se produce en el lugar de la contemplación como actitud de recepción frente a una pintura. Pero el shock  ya no es hoy adecuado para la caracterización de la percepción. Es una especie de reacción de la inmunidad. En esto se asemeja al asco. Las imágenes ya no provocan ningún shock . Incluso las imágenes de asco tienen que divertirnos (por ejemplo, Dschungelcamp )*. Se hacen consumibles. La totalización del consumo elimina toda la forma de contracción inmunológica.
[                                                                                                                           ]

El ifs (Information Fatigue Suyndrom), el cansancio de la información es la enfermedad síquica que se produce por un exceso de información. Los afectados se quejan de creciente parálisis de la capacidad analítica, perturbación de la atención, inquietud general o incapacidad de asumir responsabilidades. Hoy todos estamos afectados por el ifs. Y la razón es que todos nosotros estamos confrontados con una cantidad de información que aumenta velozmente.
Un síntoma principal del ifs es la parálisis de la capacidad analítica. Precisamente la capacidad analítica constituye el pensamiento. El exceso de información hace que se atrofie el pensamiento. La capacidad analítica consiste en prescindir, en el material de la percepción, de todo lo que no pertenece escencialmente a la cosa. En definitiva, es la capacidad de distinguir lo esencial de lo no esencial. El diluvio de información al que hoy estamos expuestos disminuye, sin duda, la capacidad de reducir las cosas a lo esencial. Y, de hecho, pertenece esencialmente al pensamiento la negatividad de la distinción y la selección. Así, el pensamiento es siempre exclusivo.
Más información no conduce necesariamente a mejores decisiones. Hoy se atrofia precisamente la facultad superior de juicio por la creciente cantidad de información. Con frecuencia un menos de información produce un más. La negatividad de la omisión y del olvido es productiva. Más información y comunicación no esclarecen el mundo por sí solas. Y la transparencia tampoco lo hace clarividente. El conjunto de información por sí solo no engendra ninguna verdad. No lleva ninguna luz a la oscuridad. Cuanta más información se pone a disposición, más impenetrable se hace el mundo, más aspecto de fantasma adquiere. En un determinado punto, la información ya no es informativa, sino deformativa, la comunicación ya no es comunicativa, sino acumulativa."

En el enjambre - Byung-Chul Han
Ediciones Desligamiento, 2018



viernes, 2 de noviembre de 2018

si las aves no vuelven...


"Picaflor, picaflor, ¿dónde estás? Dicen que también las mariposas abandonarán nuestros jardines para siempre, que las abejas andan en caóticas migraciones que los expertos no logran descifrar. Ellos estarán en nuestros Ubi Sunt (dónde están) de los tiempos que vienen.
Pero hoy día pienso en el picaflor. A medida que se acerca su extinción irreversible, se me hace más arquetípico, idea graciosa y leve que esplende en el cielo de todo lo inexplicablemente ido. "Todo lo perdido volverá con las aves", dijo el poeta Jorge Guillén. Pero hoy lo perdido son las aves, y si ellas no vuelven ¿estaremos perdidos?. Lo frágil y leve sostiene el mundo, le da lección de equilibrio y eficacia. Por eso los dinosaurios tenían que desaparecer. Pero los picaflores y las mariposas ¿no tenían asegurada la eternidad en la tierra, hilos predilectos de Gaia, la soberana red?
Sospecho que su partida son los primeros signos del advenimiento del caos y la disarmonía. Sí, la ausencia de los picaflores de mi jardín chileno me pone milenarista. Es justamente en lo pequeño y sutil donde el mundo se hace más habitable:  es insoportable el espectáculo del hombre solo ante las fuerzas ciegas del cosmos, sin picaflores ni mariposas que lo acompañen en su irredimible soledad sobre la tierra.
Mi espíritu se alegra cuando todas las noches escucho el canto de un leal grillo en mi biblioteca. Él pone siempre el sonido primero de cualquier lectura, el tono de cualquier línea escrita. El día que no escuche su canto amoroso (sus patas vibrando para seducir la hembra) sentiré que me amenaza el rumor sordo del abismo que siempre nos rodea.
Mientras escribo estas líneas, ya va más de media hora que no veo pasar una mariposa. Me inquieto. Una loica de pecho colorado se para sobre los cables de un poste y quisiera preguntarle:  "¿Loica, hermanita, ¿no has visto a las mariposas? ¿Dónde están?" Cuando niños nos enseñaban a descifrar el canto de ciertos pájaros en los que creíamos escuchar la frase "¿Has visto a mi tío Agustín?" Dijo el gran poeta Juan Luis Martínez que los pájaros sólo hablan en pajarístico: quién sabe...pájaros, chinitas, arañas escriben el lenguaje del mundo que ya no sabemos leer.  Braille para los ciegos y sordos como tapia en los que nos estamos convirtiendo. Neruda pregunta en un poema crepuscular: "¿Estás triste, te parece"?  Sí, estoy triste, le contesto. Y recito con él: "Todo se va en la vida amigos se va o perece/ se va la rosa que desates o la boca que te bese/ (...) la mariposa mancha volante y llamarada... a veces se queda parada sobre la hoja que la mece.../¿estás triste, te parece? La mariposa volotea, revolotea y desaparece".

El Picaflor - Cristián Warnken
Aún no ha sido todo dicho (Cartas al lector)
Aguilar Chilena de Ediciones S.A., 2008