lunes, 9 de octubre de 2017

la vida al aire libre

"De un extremo a otro de aquella calle, la antigua calle Mayor de Saumur se oyen de puerta en puerta estas palabras:
"¡Vaya un tiempo hermoso!" y todo el mundo dice a su vecino:
"¡Llueven luises"!, dando a entender con ello lo que un rayo de sol o una lluvia oportuna  valen.
Los sábados por la tarde, durante la buena estación, os será imposible adquirir cinco céntimos de mercancía en las tiendas de estos honrados industriales.  Cada uno de ellos tiene su viña, su hacienda y se van a pasar dos días en el campo.  Allí, como todo está previsto, la compra, venta y ganancia, los comerciantes pueden emplear diez horas, de las doce que disponen, en alegres partidas, en observaciones, comentarios y continuos espionajes.  Una mujer no puede comprar una perdiz sin que los vecinos le pregunten al marido al día siguiente si estaba bien guisada.  Una muchacha no puede asomarse a la ventana sin ser vista por todos los grupos de desocupados.
Allí, pues, las conciencias están expuestas a la luz del día, de la misma manera que sus casas impenetrables, negras y silenciosas, carecen de misterio.  La vida se hace casi siempre al aire libre:  cada familia se sienta a la puerta de su casa y allí come y disputa.  No pasa nadie por la calle que no sea estudiado.  Ahí, cuando, hace mucho tiempo, un extranjero llegaba a una ciudad de provincias, se burlaban de él de puerta en puerta.
De aquí provienen los buenos cuentos y el sobrenombre de "ocurrentes" que se daba a los habitantes de Angers, que se distinguían en estas bromas pueblerinas.  Los palacios antiguos de la parte vieja de la ciudad están situados en la parte alta de aquella calle, habitada antiguamente por los gentiles hombres del país.  La casa, llena de melancolía, donde tuvieron lugar los acontecimientos de esta historia, era precisamente una de esas viviendas, venerable resto de un siglo en el que los hombres y las cosas tenían ese carácter sencillo que las costumbres francesas van perdiendo día a día."


Eugenia Grandet - Honoré de Balzac

Editorial EDAF S.A. 1993, pág 12