miércoles, 28 de febrero de 2018

un impulso castigado

"San Agustín desarrolló su teoría de la sexualidad en uno de sus textos menores pero pese a ello cruciales, De nuptiis et concupiscentia. Su razonamiento es sumamente interesante porque desde el inicio difiere de lo que comúnmente se considera la premisa básica de la noción cristiana de la sexualidad: lejos de ser el pecado el que provocó la Caída del hombre, la sexualidad es, en cambio, el castigo, la penitencia por el pecado. El pecado original está en la arrogancia y el orgullo del hombre; se cometió cuando Adán comió del Árbol del Saber, queriendo elevarse a las alturas divinas y convertirse en amo de toda la creación. Dios castigó en consecuencia al hombre -a Adán- implantando en él un impulso -el sexual- que lo arrastra y que no se puede comparar con otros impulsos (hambre,sed y demás); un impulso que excede su función orgánica (reproducción de la especie humana) y que, precisamente por este carácter no funcional que tiene, no puede ser dominado, domeñado. En otras palabras, de haber permanecido Adán y Eva en el Jardín del Edén hubieran tenido intercambio sexual, pero habrían realizado la cópula de la misma manera que realizaron todos los demás actos instrumentales (arar, sembrar...), Este carácter excesivo, no funcional, constitutivamente perverso de la sexualidad humana, representa el castigo de Dios al orgullo del hombre y a su exigencia de poder.

El sublime objeto de la ideología - Slavoj Zizek
Editorial SIGLO XXI , 2010



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