El hombre que tenía frente a mí sonrió. Luego se agachó flexionando las rodillas y me contó con un gesto de somnolencia: "Nunca ha habido un momento en el que estuviera convencido de mi vida por mí mismo. Aprehendo las cosas de mi entorno solo en representaciones tan frágiles que siempre creo que he vivido en algún momento y que ahora se están desvaneciendo. Siempre, querido señor, me entran ganas de ver las cosas tal y como se presentarían antes de serme mostradas.Sin duda están ahí, hermosas y tranquilas. Y así debe ser, ya que a menudo oigo a la gente hablar de ellas en estos términos".
Como yo guardé silencio y solo manifestaba mi desasosiego mediante contracciones involuntarias de la cara, me preguntó "¿No cree que la gente habla así?
Pensé que debía asentir con la cabeza, pero no pude.
Ante la ley - Franz Kafka