jueves, 18 de diciembre de 2025

Escuchar

 "Cuando hago pasta de azuki miro de cerca el color de la cara de cada poroto. Les doy mi consentimiento para que me hablen. Imagino un día de lluvia o uno despejado del que ellos han sido testigos. Escucho lo que tienen para contarme sobre el viento que los hizo llegar hasta mí.

Creo que todas las cosas de este mundo tienen su lenguaje propio. Todo:  las personas que transitan por el centro comercial, los seres vivos, las casas, incluso lo relacionado con la luz del sol y el viento. Creo que no hay nada que nuestros oídos no sean capaces de escuchar. Para usted tal vez yo haya sido una vieja quisquillosa y me arrepiento de no haberle transmitido estas cosas tan esenciales."

Dorayaki - Durian Sukegawa 




miércoles, 10 de diciembre de 2025

inmersos en el progreso

"La tecnología, después de todo, es una excreción humana, y no debe ser vista como algo ajeno, como un Otro. Es una parte de nosotros, como la tela es parte de la araña. Sin embargo, parece que el progreso cada vez más rápido de los medios técnicos da muestras de estar acercándose hacia algún tipo de singularidad esencial, un punto de inflexión en la historia de nuestra raza más allá del cual los asuntos humanos tal como los conocemos no podrán continuar. El progreso se volverá tan complejo y veloz que no podremos comprenderlo. Porque el poder tecnológico en sí es un logro ambivalente, y la ciencia es neutra por completo, provee medios de control aplicables a cualquier propósito, pero permanece indiferente ante todos. Lo que crea el peligro no es el potencial destructivo particularmente perverso de un invento específico. El peligro es intrínseco. Para el progreso no hay cura."

Maniac - Benjamin Labatut




martes, 2 de diciembre de 2025

se llama de este modo y de este otro

 “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo. “No dejes de ir a visitarlo -me recomendó. Se llama de este modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte”. Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después de que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas.

Todavía antes me había dicho:

-No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio… El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro.

-Así lo haré, madre.

Pero no pensé cumplir mi promesa. Hasta que ahora pronto comencé a llenarme de sueños, a darle vuelo a las ilusiones. Y de este modo se me fue formando un mundo alrededor de la esperanza que era aquel señor llamado Pedro Páramo, el marido de mi madre. Por eso vine a Comala."

Pedro Páramo - Juan Rulfo