sábado, 1 de septiembre de 2018

buscando la verdad

"Tras dimitir de mi último puesto académico en el otoño de 1995, decidí darme un capricho y cumplir un sueño. Seleccioné a siete de mis mejores y más entregadas alumnas y les invité a acudir a mi casa los jueves por la mañana para hablar de literatura. Todas eran mujeres, ya que dar una clase mixta en mi domicilio particular era demasiado arriesgado, aunque nos dedicáramos a hablar de inofensivas obras de ficción. Un varón muy cabezota al que había excluido de nuestra clase insistió en sus derechos. Se llamaba Nima, y quedamos en que leería el material asignado y vendría a casa en días especiales para hablar sobre los libros que estábamos leyendo.
A menudo les recordaba en broma a mis alumnas La plenitud de la señorita Brodie, , de Muriel Spark, y les preguntaba: «¿Quién de vosotras me traicionará?». Porque soy pesimista por naturaleza y estaba segura de que al menos una se volvería contra mí. En cierta ocasión Nassrin respondió con malicia: «Tú misma nos dijiste que al final somos nuestros propios traidores, los Judas de nuestro propio Cristo». Manna señaló que yo no era la señorita Brodie y que ellas... bueno, ellas eran lo que eran. Me hizo recordar una advertencia que yo acostumbraba a hacer: «Nunca, en ninguna circunstancia, menospreciéis una obra de ficción tratando de convertirla en un calco de la vida real; lo que buscamos en la ficción no es la realidad, sino la manifestación de la verdad». Aunque supongo que si tuviera que incumplir mi propia recomendación y elegir la obra de ficción que mejor armonizaba con nuestra vida en la República Islámica de Irán, no elegiría La plenitud de la señorita Brodie, ni siquiera 1984, sino Invitado a una decapitación de Nabokov, o mejor aún, Lolita."

Leer Lolita en Teherán
Azar Nafisi - Antonio Vallardi Editores, 2014




No hay comentarios:

Publicar un comentario