Algo hay podrido en Dinamarca, recuerdo que pensé, y en el resto de este puto planeta para que esto pase. Ni siquiera el viento de la madrugada podía unir a dos desconocidos y hacerlos caminar en compañía. Algo hay podrido en Dinamarca. Me moría de ganas de contarle lo que nos pasó, vengo de una fiesta pero cayó la ley y por poco nos agarran, mi chamaca y yo salimos escupidos y por esta nos salvamos. Entonces pensé por primera vez en mi vida que tal vez, casi seguramente, algo importante decían las frases garabateadas en los muros de San José. Y en un instante pasaron por mi mente las imágenes que había visto en los periódicos de las manifestaciones juveniles en México, París, Río de Janeiro y California, y sentí que mi garganta se trababa y estuve a punto de gritar, de llorar, no sé,algo hay podrido en Costa Rica, en Dinamarca y en todos los que somos incapaces de hablar con un desconocido. Y supe que Janis Joplin decía lo mismo, y que en su voz de diosa herida se mezclaban la furia y los lamentos.
Uno en la llovizna - Rodrigo Soto
LOM Ediciones, 2009
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