Pese a todo, fue en los cementerios donde Il silenzio alcanzó su verdadera fama. Su versión para trompeta solista ha sido un aporte significativo para la oferta de música fúnebre del sur de Europa. Un amigo mío, que regresó a finales de los sesenta de un entierro en Trento, me relató su experiencia con Il silenzio. No hubo banda de metales, ni vocalistas, nada. Todo indicaba que en el entierro de su tío, que había huído a Italia después de la guerra y había muerto allí, la comitiva fúnebre iba a avanzar en silencio, cuando de pronto los alcanzó el sonido errante de una trompeta. Al principio no fue más que un par de notas, parecía que el viento traía aquel sonido de otro funeral, pero en seguida empezó la melodía. Él no pudo ver, me contó, de dónde provenía aquel sonido, que se iba haciendo más fuerte con cada nueva nota, más vibrante, y parecía ir envolviendo poco a poco a todos los que caminaban pausadamente, vestidos de luto, al féretro, al carrito con guirnaldas fúnebres, a la mujeres llorosas, al sacerdote, y por fin también a la tumbas, el seto, los arbustos de laurel cerezo, hasta los árboles. Cuando la melodía subió de volumen, parecía que las copas de los cipreses se agitaban por la resonancia de aquellas notas. Y durante todo el tiempo, mientras se propagaban los sonidos, mi amigo seguía sin saber de dónde provenía la música. Aquel misterio, junto con el hecho de que la oía por primera vez, hizo que esta composición le pareciera sobrenatural."
A todos nos falta algo - Zoran Feric'
(Antología del cuento croata)
Compilador: Roman Simic' Bodrozic'
Ediciones Cal y arena, 2014
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