_ No _ contestó sin titubear_. En absoluto. Me gusta estar solo. Es mi carácter. Piense, por ejemplo, en el córtex cerebral. Los seres humanos tenemos uno con unas capacidades enormes. Sin embargo, la parte que usamos habitualmente apenas llega al diez por ciento del total. Nacemos con un órgano maravilloso con unas capacidades enormes, pero, por desgracia, aún no hemos logrado explotarlo en su totalidad. Es como si una familia de cuatro miembros usara solo una habitación de cuatro tatamis y medio a pesar de tener una mansión lujosa, amplia y cómoda. Todas las habitaciones menos una estarían en desuso, vacías. Si lo piensa, entenderá por qué vivo aquí solo sin problemas. No es algo tan extraño.
Visto así, quizá tenga razón.
El símil me pareció acertado. Durante un rato, Menshiki se dedicó a juguetear con un anacardo en la mano, y al final dijo:
_ No obstante, si no tuviéramos un cerebro tan perfecto, a pesar de su aparente inutilidad, no seríamos capaces de pensar en abstracto y tampoco se nos ocurriría adentrarnos en el terreno de la metafísica. Puede que solo usemos una pequeña parte, pero el córtex cerebral es capaz de muchas cosas. No puedo evitar preguntarme de qué seríamos capaces si lo utilizásemos en su totalidad. ¿No se parece un tema apasionante?"
La muerte del comendador - Haruki Murakami
Editorial Planeta Chilena S.A. 2018
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