viernes, 30 de agosto de 2019

mujeres al límite

"El mundo de las mujeres era más amable y gracioso, pero no era autónomo, giraba siempre en torno de los hombres:  sus comidas, sus meriendas, su ropa, sus zurcidos, sus mudas, su humor, sus cambios, sus órdenes, sus invitados, sus amigos, su limpieza, sus silencios...Las mujeres no disponían de tiempo para ellas, no podían parar en todo el día de dar vueltas en el círculo de los hombres, todo el día preparando la llegada de los hombres, la salida de los hombres, la ausencia de los hombres, las necesidades de los hombres... Algún día, en algún momento, se abría un espacio en que coincidían dos o tres mujeres en un descanso, unos minutos a media mañana, un rato a media tarde,  por la noche, cuando los hombres salían después de la cena o subían a descansar y dejaban solas a las mujeres y a la chiquillería, y entonces se podían escuchar suspiros, risas, confidencias, secretos, lamentos,deseos, recomendaciones..., todo en voz baja o a media voz, susurrando junto al oído, todo dicho con la mirada y la atención puesta en el peldaño de la escalera, en el resquicio de la puerta, en la luz de la ventana..., por miedo a que llegaran los hombres y las atraparan en aquella mínima expansión casi obscena, en aquel pequeño desbordamiento, en un leve descanso que no merecían porque los hombres trabajaban duro de sol a sol y las mujeres sólo hacían sus labores, los hombres sacaban su fuerza al exterior y se quedaban exhaustos mientras que las mujeres sólo tenía maña, destreza y astucia para sus cosas y el esfuerzo que empleaban en sus quehaceres domésticos no llegaba más allá de la amplitud de su falda o de la superficie del fregadero. Pero en aquellos momentos escasos y maravillosos, en aquellos paréntesis imprevistos, en aquellos instantes de tregua de la guerra que imponían los hombres con su sola presencia, los gurruminos, la borregada, los mocosos, nosotros, teníamos la oportunidad de oír palabras nuevas, misteriosas, brillantes en su rareza, que cogíamos al vuelo, con avidez, sin que las mujeres se dieran cuenta.

Pan negro - Emili Teixidor
Editorial Seix Barral, 2011


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