"Ana no abrigaba sentimientos particularmente intensos de amor por los niños, como los tenía por los gatos, los perros y las patronas gordas. Nunca le tomó gran cariño a Edgar y Jane Wadsmith. Naturalmente, prefería al niño, porque a los niños varones les encanta que hagan las cosas por ellos, y los hagan sentir cómodos y los llenen de comida, mientras que en la niña debía enfrentar lo femenino, la sutil oposición, que siempre se manifiesta tan temprano en la naturaleza de las mujeres."
Tres vidas- Gertrude Stein
foto Sergio Larraín
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