sábado, 15 de julio de 2017

justicia estereotipada

"Y bien señores", dijo el Abogado general:  "Acabo de reconstruir delante de ustedes el hilo de acontecimientos que condujo a este hombre a matar con pleno conocimiento de causa.  Insisto en esto.", dijo, "pues no se trata de un asesinato común, de un acto irreflexivo que ustedes podrían considerar atenuado por las circunstancias.  Este hombre, señores, este hombre es inteligente.  Ustedes han oído ¿no es cierto?  Sabe contestar.  Conoce el valor de las palabras.  Y no es posible decir que ha actuado sin darse cuenta de lo que hacía." Yo escuchaba y oía que se me juzgaba inteligente. Pero no comprendía bien cómo las cualidades de un hombre común podían convertirse en cargos aplastantes contra un culpable.  Era esto lo que me chocaba y no escuché más al Procurador hasta el momento que le oí decir:  "¿Acaso ha demostrado al menos arrepentimiento?  Jamás señores. Ni una sola vez en el curso de la instrucción este hombre ha parecido conmovido por su abominable crimen"  En ese momento se volvió hacia mí, me señaló con el dedo, y continuó abrúmandome sin poder comprender bien por qué.  Sin duda no podía dejar de reconocer que tenía razón.  No lamentaba mucho mi acto.  Pero tanto encarnizamiento me asombraba. Hubiese querido tratar de explicarle cordialmente, casi con cariño, que nunca había podido sentir verdadero pesar por alguna cosa.  Estaba absorbido siempre por lo que iba a suceder, por hoy o por mañana.  Pero, naturalmente, en el estado en que se me había puesto, no podía hablar a nadie en ese tono. No tenía  derecho de mostrarme afectuoso, ni tener buena voluntad. Y traté de escuchar otra vez porque el Procurador se puso a hablar de mi alma."

El extranjero  - Albert Camus


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